lunes, 4 de febrero de 2013

Hombres de fe


“La duda, decía, liberará a los hombres. ¡La duda, no la verdad!


Las creencias eran los fundamentos de las acciones. Los que actuaban sin dudar, decía, actuaban sin pensar. Y los que actuaban sin pensar eran esclavizados.
Eso era lo que hubiera dicho Achamian.
En una ocasión, después de escuchar cómo su querido hermano mayor, Tirunmas, describía su angustioso peregrinaje a Tierra Santa, Proyas le había dicho a Achamian que quería ser Caballero Shrial.

- ¿Por qué?- había exclamado el corpulento Maestro.

- ¡Para poder matar infieles en la frontera del Imperio!
Achamian alzó las manos hacia el cielo, consternado.
- ¡Niño idiota! ¿Cuántas fes hay? ¿cuántas creencias compiten entre sí? ¿Y tú asesinarías a otro con la exigua esperanza de que la tuya fuera la única?
- ¡Sí! ¡Tengo fe!
- Fe – repitió el Maestro, como si recordara el nombre de un odiado enemigo- Pregúntate, Prosha… ¿y si la elección no es entre certidumbres, entre esta fe y aquella, sino entre la fe y la duda? ¿Entre renunciar al misterio y abrazarlo?”

-          Príncipe de Nada. R. Scott Baker –



Un hombre de fe nunca duda. Jamás.

Su convicción traspasa montañas. Sus creencias son verdades universales incuestionables.

La verdad de un hombre de fe no acepta las pruebas, ni el contraste. Es imperecedera, aunque no posea las características de la verdad. Un hombre de fe es, por definición, intolerante.

Cuando un hombre de fe intenta razonar, su razonamiento parte de la conclusión que desde un principio ha autoimpuesto como válida. La conclusión nunca es un producto del razonamiento.

Los hechos que pueden cuestionar la fe de un hombre así no se llegan a considerar, puesto que no son hechos, son mentiras. Los sentidos engañan si muestran algo que su mente no acepta.

Aunque un hombre de fe pueda conocer las armas blancas, nunca entenderá de navajas de Ockham. Si la realidad no se amolda a su fe, se saltará esa realidad o buscará un camino enrevesado que la rodee.

Un hombre de fe tiende a formar parte de ejércitos de fanáticos. Porque la fe no exige esfuerzo. Es fácil de vender en paquetes ligeros.

Los hombres de fe pueden llegar a cometer los actos más terribles, puesto que cualquier horror es pequeño si hay ausencia de dudas.

En algunas ocasiones, la posición de un hombre de fe puede parecer una rebeldía romántica contra lo establecido. Pero un hombre de fe no se rebela para buscar contraste o explicaciones. Se rebela porque el contraste y las explicaciones no encajan con su fe.

Aunque religión y fe son conceptos distintos, ciertos hombres de fe son religiosos. Otros son hinchas de un equipo de fútbol, o seguidores de un partido político.

Los hombres de fe son constantes. Siempre han acompañado a la humanidad a lo largo de la Historia.

Eran hombres de fe los que quemaron a Giordano Bruno. Fueron hombres de fe los que asesinaron a Victor Jara.

Es un hombre de fe aquel que lanza un mechero a un árbitro por un fuera de juego.
Son hombres de fe los que ven ondear la bandera clavada en la luna, los que piensan que Elvis nunca murió, que la CIA provocó el 11S…
Son hombres de fe los que sostienen aún que la Tierra esplana, los que dicen que el hombre no tiene nada que ver con el chimpancé y que la mujer salió de una costilla. 
Son hombres de fe los que defienden que el Sol gira alrededor de la Tierra

Son hombres de fe los que leen La Razón pero nunca la usan.



Últimamente veo muchos hombres de fe.

5 comentarios:

  1. Parece mentira, pero tenemos que luchar todavía por demostrar cosas que hace tiempo que dábamos por sentadas, no sólo en la ciencia, sino también en nuestra vida... El otro día se me pusieron los pelos de punta cuando vi en la tele a cierto personaje, que no sé cómo se puede llamar a sí mismo científico, afirmar que había marcas de refrescos que usaban fetos abortados para edulcorar sus productos. Pocos días después, qué casualidad, el Vaticano vuelve a la carga contra la utilización de embriones humanos en técnicas de fecundación in vitro, como en los casos en que una pareja busca tener un hijo que sirva de donante para su hermano mayor enfermo de alguna dolencia congénita. Me dan mucho miedo los hombres de fe, pero me da todavía más rabia que nos estén jodiendo la vida para no descuadrar la suya.

    Muy buena entrada, me alegro de que hayas vuelto a escribir aquí.

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  2. Sí, es el mayor peligro de los que se creen en posesión de la verdad. Como es tan absoluta, se ven en la obligación de imponerla al resto...

    Gracias, Sonia. Como puse en la entrada anterior a esta, el bloguear siempre me viene para descargar tensiones, y últimamente ando demasiado sobrado xD

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  3. Últimamente vivo muy rodeada de hombres de fe y no podéis llegar a imaginar lo frustrante que llega a ser cuando intentas llevar una conversación de actualidad o de ideología. Cada vez estoy más convencida de que quiero dejar de ser un simple espectador de esta historia y "vivir" estos tiempos interesantes (ya que nos ha tocado) :P

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    1. Tú eres creadora, no espectadora. Por eso estoy tan seguro de querer vivir estos tiempos interesantes, y los que vengan, junto a ti :)

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  4. Como te decía por Facebook, manda cojones que a un profesor de universidad se le ocurra plantear semejante estupidez.
    Y que aún haya quien se piense que somos el ombligo del universo...

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